Fue un día, en medio de una visualización guiada, que comprendí que todo lo que ocurría en mí vida no era nada más ni nada menos que un reflejo de mi nivel de conciencia.
Lo comprendí cuando pude visualizarme en el futuro, haciendo lo que realmente amaba y quería brindar al mundo. Me emocioné y, en esa imagen, pude sentir todo lo que quería transformar en mi interior. Me di cuenta que si quería de verdad experimentar mis sueños, el siguiente paso era alinear mi mente, mis emociones y mis acciones.
Quiero contarte lo que ya había hecho antes de llegar a este día: las decisiones que había tomado a mi favor.
Elevar el nivel de consciencia, desde mi perspectiva, es ir calibrando el lente desde el cual observamos la realidad que nos rodea. Así lo explica el Dr.David Hawkins en sus libros.
Hawkins organizó toda esta información en un mapa con diferentes niveles, donde existen niveles más bajos, como la mentira, la ira y el ego, y niveles más altos, como la paz, la alegría, la gratitud y la verdad. Tu nivel de consciencia influye en tus emociones, en tu visión de vida, en tu proceso y, por ende, en tus resultados. Y esto ya está comprobado. Solo falta que tú te propongas aplicarlo en tu vida.

Te cuento mis primeros pasos
1. Crear un espacio para la auto-reflexión: Decidí dejarme guiar por alguien que ya conocía el camino y me comprometí a generar mi propio espacio para trabajar en mi interior. Elegí la disciplina del coaching y PNL y me enamoré tanto de ella que hoy me dedico a eso!. Este fue el paso que despertó todos los demás que llegaron luego. Dejé de lado pensamientos como “eso no sirve para nada”, vacié mi mente y comencé a confiar.
2. Dedicar tiempo diario a reflexionar: Empecé a dedicar tiempo cada día para reflexionar sobre mis pensamientos y emociones. Llevaba notas en el celular, anotando en qué pensaba la mayor parte del día y qué sentía, para conocerme más y saber cuál era mi punto de partida.
3. Escuchar mi intuición: Aprendí a confiar en mí y a actuar en consecuencia, escuchando esa primera voz que me indicaba el camino y me llevaba a tomar acciones diferentes, esas que yo llamo “fuera de la caja”. Al principio me resultaba raro, como si estuviera haciendo algo que me costaba mucho esfuerzo, pero siempre con la confianza plena de que ese era el camino. Por ejemplo, así fue como decidí volver a estudiar a mis 38 años y con una beba de 6 meses, empecé a cambiar mi alimentación y mis hábitos. Tu intuición es una guía poderosa que sabe lo que es mejor para ti antes de que tu mente consciente lo haga.
4. Cambiar mi entorno: Poco a poco, me comencé a rodear de personas que ya estaban en el camino que yo iba a transitar. Aparecieron mentores, guías, nuevos amigos y expertos que me fueron ayudando a lograr mis metas. Comenzaron a aparecer las sincronicidades, ¡sin esfuerzo!
Así fue como mi nivel de consciencia se fue elevando. No es que ya esté todo terminado para mí, es un viaje continuo, que no tiene límites. Es decir, el límite lo decides tú, ¡pero hay que dar un primer paso, y confiar!
